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La Fundación Internacional de Osteoporosis (IOF) destaca la necesidad urgente de concientización sobre esta enfermedad silenciosa que afecta a millones en todo el mundo.
Mitos osteoporosis

La columna de opinión siguiente fue originalmente publicada en la edición impresa del 4 de febrero de 2024 en el diario La Prensa de Argentina.


¿A quiénes afecta la osteoporosis y cómo prevenirla? 
Repasamos 5 mitos para conocer realmente a esta enfermedad

Por Lic. Mónica Caló, Gerente Regional para América Latina de la Fundación Internacional de Osteoporosis

La osteoporosis es una enfermedad progresiva que debilita los huesos y los hace frágiles, pudiendo romperse con facilidad, incluso tras un pequeño resbalón al ponerse de pie, un estornudo o simplemente al agacharse a recoger una bolsa de la compra. Las fracturas causadas por la osteoporosis pueden cambiar la vida de una persona, provocando dolor, inmovilidad, estancias prolongadas en el hospital y, a menudo, una importante pérdida de calidad de vida e independencia.

Si bien es una enfermedad reconocida, existen muchos mitos acerca de en qué consiste, quiénes pueden padecerla, cómo detectarla y de qué manera evitarla, y por ello vamos a revisar 5 afirmaciones que nos ayudarán a develar la verdad:

En primer lugar, solemos escuchar que solo las mujeres tienen riesgo de osteoporosis. Si bien es más frecuente en las mujeres postmenopáusicas debido a la rápida pérdida de masa ósea por cese de producción de estrógenos, también pueden tenerla los hombres, que a partir de los 65 a 70 años empiezan a perder masa ósea al mismo ritmo, lo que produce huesos más frágiles y propensos a fracturas. De acuerdo con la OMS, 1 de cada 3 mujeres, y 1 de cada 5 hombres, sufrirá una fractura a partir de los 50 años en algún momento de sus vidas. 

Otra afirmación frecuente es que debemos preocuparnos por la osteoporosis solo a edades avanzadas. Parte de esto es cierto, y parte un mito: la edad avanzada expone a las personas a un mayor riesgo de osteoporosis y fracturas por fragilidad, pero existen otros factores de riesgo que pueden afectar en edades más tempranas. Si bien la edad y la menopausia son factores muy importantes para desarrollar osteoporosis, hay otras cuestiones a tener en cuenta como la carga genética, el haber sufrido una fractura por fragilidad (que presenta el doble de riesgo de padecer una fractura en el futuro que alguien que nunca ha tenido estos episodios), así como existen condiciones de salud y consumo de fármacos, por ejemplo, los corticoides, que incluso por períodos de 3 meses se han asociado con osteoporosis. Hay, además, factores de riesgo que los pacientes pueden modificar como el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol, el bajo peso no saludable, un estilo de vida sedentario, y la deficiencia de calcio y vitamina D, entre otros. 

Otro mito frecuente es que la osteoporosis tiene síntomas como por ejemplo dolor. Esto no es totalmente cierto: se trata de una enfermedad silenciosa que en principio no presenta indicios hasta que el paciente tiene la primera fractura, y allí sí puede causar dolor agudo y pérdida significativa de la movilidad y de la independencia a largo plazo. 

Para cerrar, mencionaremos dos temas que no siempre son tratados y que son 100% verdaderos. El primero es que el consumo de lácteos puede prevenir la osteoporosis después de la menopausia. Los lácteos son la principal fuente de calcio, el principal ingrediente de los huesos y elemento vital para mantenerlos fuertes y saludables a todas las edades. Las necesidades de calcio aumentan al avanzar la edad ya que la capacidad del cuerpo de absorberlo a nivel intestinal disminuye, y aquí la vitamina D es clave para ayudar al cuerpo a su absorción. Encontramos calcio en leche descremada, deslactosada, el queso, el yogur, en los frutos secos, entre ellos las almendras y en verduras verdes como el brócoli.

Por último, me gustaría destacar que podemos prevenir o revertir los efectos de la osteoporosis. Aunque la enfermedad no se puede revertir por completo, se puede tratar de una manera que permita a los pacientes vivir vidas activas y productivas. Para ello, existen algunas estrategias fundamentales, como, por ejemplo: procurar una dieta saludable para los huesos, realizar ejercicio físico regular para mantener la masa ósea y la fuerza muscular (sobre todo actividades de equilibrio y para mejorar la postura), evitar hábitos negativos de vida y consultar acerca de su salud ósea si tiene cualquier factor de riesgo.

En este sentido, la mejor forma de diagnosticar osteoporosis es consultar al médico para realizar una densitometría ósea. Es decir, una forma mejorada de tecnología que utiliza una dosis pequeña de radiación para producir imágenes generalmente de la parte inferior de la columna y las caderas, para medir la densidad ósea o cantidad mineral de nuestros huesos. De acuerdo con una encuesta de la Fundación Internacional de Osteoporosis (IOF) que realizamos a más de 7.000 mujeres mayores de 60 años de cinco países ha revelado que las fracturas óseas afectan a casi una de cada dos mujeres de este grupo de edad y que, paradójicamente, la salud ósea se pasa por alto en las revisiones médicas. La densitometría ósea es el método de oro para diagnosticar osteoporosis, y evaluar el riesgo que tiene una persona a desarrollar fracturas. Es simple, rápida y no invasiva. 

La osteoporosis es una enfermedad con gran penetración en la población y, como mencioné anteriormente, sus síntomas suelen ser silenciosos, por lo que es importante permanecer atentos a los factores de riesgo para realizar un diagnóstico adecuado y a tiempo. Esperamos que este 2024 nos encuentre informados sobre a qué situaciones debemos estar alerta, y quiénes podemos padecer esta enfermedad.

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