En las misiones espaciales de larga duración, los astronautas se enfrentan a la amenaza de una pérdida ósea severa. En el ambiente de microgravedad del espacio, los astronautas pierden en promedio del 1% al 2% de su densidad mineral ósea cada mes. La pérdida ósea en el entorno de ingravidez del espacio se produce porque los huesos ya no tienen que soportar el cuerpo contra la gravedad. Al regresar a la tierra, los huesos debilitados de los astronautas estarán frágiles y tendrán un riesgo mayor de fractura.

Los huesos son estructuras vivas que se remodelan constantemente en respuesta al estrés que se les impone.

Al igual que los músculos, cuando los huesos no se utilizan, se debilitan. En la tierra, la gravedad aplica una carga mecánica constante al esqueleto, y esto ayuda a que los huesos mantengan la densidad para que de este modo puedan sostener el cuerpo.

La mejor manera de desarrollar y mantener la masa ósea es haciendo ejercicios con carga/peso.

Ahora bien, es muy difícil simular los ejercicios con carga en un entorno ingrávido. Mientras están en el espacio, los astronautas hacen ejercicio varias horas al día con máquinas de ejercicios especiales que ayudan a crear el entorno de carga adecuado para disminuir la rapidez de la pérdida ósea. Pero, los astronautas no son los únicos que deben preocuparse por la pérdida de masa ósea. 

Aproximadamente 500 millones de mujeres y hombres en todo el mundo pueden verse afectados por la osteoporosis, una enfermedad que hace que los huesos pierdan densidad y fuerza y ​​provoca fracturas dolorosas que ponen en peligro la vida.